Eran las 21.30 cuando Lautaro Iván Gómez (20) estacionó frente a la casa de una chica. Era la tercera vez que se veían, después de conocerse en un after. De un momento a otro observó a un auto acercarse demasiado rápido. Se asustó e intentó acelerar, aunque chocó contra un poste. Cinco ladrones se bajaron del vehículo y le apuntaron: Lautaro corrió, nervioso, y a uno de los asaltantes se le cayó el arma, pero su cómplice la recogió del piso y lo mató.

«La estamos pasando bastante mal, nunca nos imaginamos que nos iban a arrebatar a a Lautaro por una auto de porquería», lamentó Camila Huezen (29), la cuñada de Lautaro.
Los ladrones se movilizaban en una Chevrolet Tracker y cuando vieron el Volkswagen Gol rojo detenido en Juana Azurduy y Silva, en el límite entre Llavallol (Lomas de Zamora) y Malvinas Argentinas (Esteban Echeverría), intentaron bloquearlo.
Lautaro Gómez tenía 20 años.
Lautaro, a quien sus familiares describen como «asustadizo», intentó evadir la situación, pero terminó perdiendo el control del auto e intentó irse corriendo.
La joven con la que tenía previsto encontrarse -que tendría 27 años y de la que la familia no supo nada- fue quien llamó a la Policía. El hermano de un amigo de «Lauty» vio una publicación en las redes sociales y les avisó.
Es que la chica con la que salía no sabía su apellido, se habían robado el auto con todos sus documentos y el celular. Nadie tenía idea cómo comunicarse con la familia.
Fue así que decidieron difundir una foto y pedir ayuda para identificarlo. Un amigo empezó a contactar a la familia por Facebook y así llegaron al hospital alrededor de la 1 de la madrugada, cuando ya no había nada que hacer.
El joven había conocido a una chica y la iba a ver por tercera vez.
Quién era Lautaro Iván Gómez
El joven trabajaba cuidando caballos y era el menor de seis hermanos. Vivía con su mamá y con sus dos hermanos menores. La ayudaba a ella porque su padre vive en Corrientes hace dos años y viaja cada 15 días de visita.
«Mi cuñado era como mi hermano, era el padrino de mi hija. Él era muy cuidadoso, se asustaba de todo, por eso la primera vez que se vio con esta chica le mandó un Uber. Pero esta vez decidió ir a buscarla, no sé por qué, no conoce esta zona», contó Camila, que está casada con Alberto Gómez, el hermano mayor de la víctima.
Camila vive en San Miguel del Monte y su cuñado, que «era como un hijo más» para su familia, vivía en Ezeiza. Se veían todo el tiempo y hasta viajaban juntos de vacaciones.
La familia de Lautaro pide justicia.
«Él era un pibe muy trabajador, estaba juntando plata para comprarse un autito porque ese (el que tenía el día del robo) lo usaba junto con el hermano. Pero no se metía con nadie, mi suegra se peleaba con los chicos y él intermediaba, era todo amor y paz», lo recordó la joven.
«Era muy compañero, muy trabajador, luchaba por su familia. Siempre ganaba para comprar sus cosas, sus zapatillas, sus cosas. Él era un ángel acá en la tierra», sumó Agustina Gómez (22), la hermana de Lautaro.
La investigación del caso
La investigación quedó en manos del fiscal Alberto Silvestrini, de la Fiscalía N° 11 de Lomas de Zamora.
Hay cuatro personas detenidas, tres hombres de 48, 40 y 27 años y una mujer de 22. Fuentes de la investigación confiaron a Clarín que los atraparon alrededor de las 2 de la mañana del 27 de octubre cuando circulaban en la Tracker con la que habían cometido el crimen.
Según constató la autopsia, Lautaro recibió un disparo en la cabeza y después lo dejaron «tirado en la vía pública». El auto nunca apareció.
De los detenidos, solo uno declaró y negó haber participado del hecho. El resto se negó a declarar y además de intentar determinar la participación de cada uno de ellos, buscan a dos prófugos.
La Chevrolet Tracker en la que iban los cuatro detenidos por el crimen de Lautaro Gómez (20).
«No estuvimos conformes con la investigación. Primero se confundieron con otro Lautaro Gómez, después quisieron hacer pasar el hecho como una pelea entre bandas. ¿Qué banda si mi cuñado era muy asustadizo? No se iba a meter en ningún problema», se quejó Camila.
Y advirtió: «Ojalá estén todavía adentro y que se pudran en la cárcel. Ellos se merecen estar adentro, Lauty no se merecía morir».
«Mi suegra está sufriendo muchísimo, él era el andariego de la casa, la acompañaba a comprar, al médico, la llevaba a todos lados. Era el más chiquito. Le agarró un colapso en el hospital cuando lo vio, en el velorio también es horrible lo que estamos viviendo. Para nosotros justicia es que se pudran en la cárcel porque son unos asesinos. Matar así por un auto de mierda, y encima de atrás. No se merecen nada», cerró.
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