Por Bernardo Sabisky
Desde hace décadas, el Día del Amigo ha sido una fecha especial para celebrar la amistad en muchos rincones del mundo. Sin embargo, pocos conocen la fascinante historia detrás de su origen, ligada al alunizaje histórico y la masonería. En el año 1969, el odontólogo argentino Enrique Febbraro, inspirado por el hito del hombre en la Luna y el valor de la amistad, inició una tradición que hoy traspasa fronteras.
Enrique Febbraro, reconocido por sus múltiples facetas como odontólogo, músico y profesor, no solo fue el creador del Día del Amigo, sino también un destacado miembro de la masonería argentina. Su iniciativa se gestó durante la misión Apolo 11, cuando, con el espíritu de fraternidad que caracteriza a la masonería, envió mil cartas a diferentes países proponiendo celebrar un día dedicado a la amistad.
La respuesta fue abrumadora: recibió 700 respuestas positivas de personas que encontraron en la idea de Febbraro una oportunidad para honrar la amistad en un contexto de avance humano significativo. Lo que pocos sabían entonces era que uno de los astronautas que pisó la Luna, Edwin Aldrin, también era miembro de la masonería, perteneciente a la Logia Clear Lake N° 1417 en Texas, Estados Unidos.
La conexión entre el alunizaje y la masonería resonó profundamente en Febbraro, quien vio en Aldrin un símbolo de los valores que quería celebrar con el Día del Amigo: perseverancia, coraje y un espíritu de camaradería universal. Así, el 20 de julio se estableció como una fecha para recordar que la amistad puede unir a personas de distintas culturas y nacionalidades, tal como lo hace la masonería en su búsqueda de la fraternidad entre los hombres.
A lo largo de los años, esta celebración ha trascendido las fronteras argentinas para convertirse en una tradición internacional, adoptada en más de cien países, incluyendo España, Brasil y Uruguay. Cada año, el Día del Amigo no solo fortalece lazos entre amigos, sino que también promueve la solidaridad y el entendimiento mutuo, valores centrales tanto para la masonería como para la humanidad en su conjunto.
El Día del Amigo es mucho más que una celebración; es un recordatorio de que los gestos de amistad pueden dejar una huella profunda en la historia y la cultura. A través del legado de Enrique Febbraro y su conexión con la masonería y el alunizaje, esta fecha continúa inspirando a personas de todas partes a valorar y celebrar la amistad como un lazo que une a la humanidad.