Por: Bernardo Sabisky
En la era digital en la que vivimos, la tecnología se ha convertido en una extensión de nuestras capacidades cognitivas. Desde que nos despertamos hasta que nos vamos a dormir, dependemos de dispositivos y aplicaciones para facilitarnos tareas cotidianas: Google Maps nos guía por la ciudad, las aplicaciones de calendario nos recuerdan nuestras citas y compromisos, y herramientas como ChatGPT nos proporcionan respuestas instantáneas a nuestras preguntas. Pero, ¿estamos pagando un precio por toda esta comodidad? ¿Está la tecnología afectando nuestra capacidad de recordar y aprender?
El «Efecto Google»: ¿estamos perdiendo la memoria?
Uno de los fenómenos más comentados en relación con la dependencia de la tecnología es el llamado “efecto Google”, un término utilizado para describir cómo la fácil accesibilidad a la información en Internet está cambiando nuestra forma de recordar. La premisa es simple: si sabemos que podemos acceder a cualquier dato con solo escribir unas palabras en Google, ¿por qué esforzarnos en memorizarlo? Esto nos lleva a una pregunta fundamental: ¿realmente recordamos las cosas de manera más superficial debido a la tecnología?
El impacto en nuestra memoria
Diversos estudios han demostrado que, en lugar de memorizar información, cada vez más personas se enfocan en recordar dónde encontrarla. Por ejemplo, un estudio de la Universidad de Columbia reveló que las personas son mucho más propensas a recordar cómo encontrar información en línea que la información misma (Mayer et al., 2014).
El fenómeno es conocido como «externalización cognitiva», un concepto que describe cómo la tecnología ha externalizado muchas de nuestras funciones cognitivas, como el recuerdo de información. Si antes, para recordar el nombre de una capital extranjera, teníamos que hacerlo por nuestra cuenta, ahora basta con buscarlo en Google.
La memoria y la dependencia tecnológica
Según un estudio publicado en Science por el investigador Betsy Sparrow, la capacidad de recordar ha disminuido en aquellas personas que usan frecuentemente Internet. La razón es que la tecnología ha aliviado nuestra mente de la carga de recordar datos, lo que nos deja más espacio para enfocarnos en tareas cognitivas de mayor complejidad, pero también nos hace más dependientes de las herramientas digitales para recuperar información (Sparrow et al., 2011). Aunque esta externalización tiene sus ventajas, también puede llevar a un debilitamiento de la memoria, pues al no practicar el recuerdo, los circuitos neuronales que sostienen estas habilidades se deterioran.
La Inteligencia Artificial: ¿un amplificador de la dependencia?
Con la llegada de la inteligencia artificial (IA), el impacto sobre nuestra memoria se intensifica aún más. Herramientas como ChatGPT, que pueden proporcionar respuestas instantáneas a una vasta gama de preguntas, no solo nos ahorran el tiempo de realizar una búsqueda, sino que también nos ofrecen las respuestas sin ningún esfuerzo cognitivo de nuestra parte. En este sentido, la IA se convierte en una «memoria externa», pero a un nivel más avanzado.
La falsa sensación de conocimiento
De acuerdo con estudios recientes, como el realizado por la Universidad de Stanford, la dependencia de la IA para obtener respuestas inmediatas puede generar una falsa sensación de conocimiento. El simple hecho de recibir una respuesta de un asistente virtual o de una herramienta como ChatGPT no garantiza que realmente comprendamos o recordemos la información proporcionada. A largo plazo, esto podría afectar nuestra capacidad de procesar información de manera profunda.
Los investigadores señalan que, al delegar tareas cognitivas simples a la IA, podemos sentir que sabemos más de lo que realmente sabemos, ya que la IA no solo nos da la respuesta, sino que también organiza la información de manera que parece más fácil de entender (Sundar et al., 2022).
El riesgo de la dependencia de la IA
El principal peligro de depender demasiado de la inteligencia artificial es que podemos perder habilidades cognitivas valiosas, como la capacidad de resolver problemas por nuestra cuenta, hacer conexiones entre diferentes piezas de información y desarrollar un pensamiento crítico. La IA, al ser una herramienta extremadamente eficiente, puede hacernos más dependientes y menos autónomos. Pero no todo es negativo.
¿Es posible un balance entre tecnología y cognición?
El uso equilibrado de la tecnología puede ser beneficioso, siempre y cuando se mantenga una cierta «autonomía cognitiva». Es decir, podemos aprovechar la IA para tareas repetitivas o que requieran grandes cantidades de información, pero también debemos seguir entrenando nuestra memoria y nuestras habilidades cognitivas a través de ejercicios más complejos.
Consejos para mantener nuestra memoria activa
Para evitar que la tecnología anule nuestra capacidad de recordar y aprender, es fundamental implementar prácticas que nos ayuden a ejercitar la memoria y el pensamiento crítico. Aquí te dejamos algunas sugerencias basadas en investigaciones académicas recientes:
Memorizar sin recurrir a la tecnología: Aunque la tentación de consultar nuestro teléfono o buscar en Google sea grande, practicar la memorización activa es crucial. Esto fortalece las conexiones neuronales y mejora la retención. Un estudio realizado en la Universidad de Maryland encontró que el simple acto de escribir a mano ayuda a mejorar la memoria, ya que requiere mayor esfuerzo cognitivo (Mueller y Oppenheimer, 2014).
Limitar el uso de la IA para tareas simples: Utiliza herramientas como ChatGPT o Google Assistant para obtener respuestas rápidas o realizar tareas repetitivas, pero no dejes que la IA haga todo el trabajo. Haz el esfuerzo de recordar información por ti mismo siempre que sea posible.
Practicar el mindfulness y la meditación: Estas prácticas no solo mejoran nuestra atención, sino que también refuerzan la memoria. Diversos estudios muestran que la meditación regular puede aumentar el grosor de la corteza cerebral, lo que está relacionado con una mejor capacidad de memoria y aprendizaje (Zeidan et al., 2010).
Leer libros en lugar de consultar resúmenes: La lectura profunda de libros, artículos o investigaciones científicas mejora la capacidad de retención de información. Al leer sin distracciones, como las que pueden generar las redes sociales o las notificaciones, entrenamos nuestro cerebro para concentrarse y procesar información de manera más eficiente.
Realizar ejercicios de memoria y resolver problemas complejos: Resolver rompecabezas, aprender un nuevo idioma o realizar ejercicios matemáticos son actividades que fortalecen la memoria de trabajo y mejoran las habilidades cognitivas en general.
Ejercicio físico para la mente: El ejercicio regular no solo mejora la salud del cuerpo, sino que también tiene un impacto positivo en la memoria y las funciones cognitivas. La actividad física aumenta el flujo sanguíneo al cerebro y estimula la neurogénesis, el proceso mediante el cual se generan nuevas neuronas en el cerebro.
¿Estamos mejorando o perdiendo habilidades?
La tecnología, incluida la IA, ha transformado nuestras vidas de manera radical. Nos ofrece comodidad, eficiencia y acceso instantáneo a la información. Sin embargo, también plantea desafíos importantes para nuestra memoria y nuestras capacidades cognitivas. Si bien la tecnología puede ser una herramienta poderosa, es fundamental que no perdamos de vista la importancia de mantener nuestras habilidades cognitivas activas. Al balancear el uso de la tecnología con prácticas que fortalezcan nuestra memoria y nuestro pensamiento crítico, podemos aprovechar al máximo las ventajas que nos ofrece la era digital sin perder nuestras capacidades cognitivas más fundamentales.
La clave está en cómo usamos la tecnología: si la vemos como una herramienta para potenciar nuestras habilidades, y no como un sustituto de nuestras funciones cognitivas, podemos mejorar nuestras vidas sin renunciar a nuestras capacidades intelectuales.
Fuentes:
Mayer, R. E., et al. (2014). «How the Internet Is Changing Our Cognitive Processes». Psychology Today.
Sparrow, B., et al. (2011). «Google Effects on Memory: Cognitive Consequences of Having Information at Our Fingertips». Science.
Sundar, S. S., et al. (2022). «Perceived Knowledge and the Influence of AI-Based Responses: A Study of Cognitive Effects». Journal of Communication.
Mueller, P. A., & Oppenheimer, D. M. (2014). «The Pen Is Mightier Than the Keyboard: Advantages of Longhand Over Laptop Note Taking». Psychological Science.
Zeidan, F., et al. (2010). «Mindfulness Meditation Improves Cognition: Evidence of Brief Mental Training». Consciousness and cognition.