Por: Bernardo Sabisky
¿Alguna vez te pasó que escribís algo y luego lo leés y pensás “¿qué quise decir con esto?” O, peor aún, que te das cuenta que lo que querías comunicar no se entendió del todo bien? Bueno, no estás solo. La escritura es un arte que, aunque pueda parecer sencilla a simple vista, requiere mucho más que solo poner palabras sobre el papel. De hecho, muchos escritores, sin importar cuánta experiencia tengan, caen en malos hábitos que pueden afectar la claridad y efectividad de sus textos. Lo bueno es que estos hábitos tienen solución. Así que, si estás buscando mejorar tu escritura, aquí te dejo 12 errores comunes que tal vez estés cometiendo, y algunas estrategias para corregirlos y llevar tu redacción al siguiente nivel.
1. Desorganización: El Enemigo Silencioso
La desorganización es uno de esos vicios que, sin darnos cuenta, puede frenar todo el flujo de la escritura. Empezás con una idea en la cabeza y terminás escribiendo algo completamente distinto. Esto pasa, sobre todo, cuando no tenés un esquema claro o un plan de trabajo. La clave está en tener una estructura, aunque sea básica, para que tu texto tenga coherencia desde el principio hasta el final.
Solución: Antes de comenzar, hacé un esquema con las ideas principales y el orden en que querés desarrollar el contenido. Te ayudará a mantener el rumbo claro y evitará bloqueos.
2. El Uso Excesivo de Jerga: ¿Realmente Necesitas Esos Términos Complejos?
A veces, nos gusta usar un lenguaje técnico, pensando que eso nos hace sonar más expertos. Sin embargo, abusar de la jerga puede alejar a los lectores. Si la mayoría no entiende lo que decimos, no logramos conectar.
Solución: Apostá por un lenguaje claro y directo. Si podés simplificar una idea sin perder su significado, hacelo. Usá un estilo conversacional, como si estuvieras explicando algo a un amigo.
3. La Voz Pasiva: ¿Por Qué Te Hace Perder Claridad?
La voz pasiva es una estructura que, si se usa en exceso, hace que las oraciones se vuelvan más complicadas y menos atractivas. En lugar de dar vida a la narración, la voz pasiva la apaga un poco.
Solución: Reemplazá las oraciones pasivas por activas. Es decir, en lugar de «Se dijo que el informe estaba listo», decí «El jefe dijo que el informe estaba listo». Esto hace que el texto sea más directo y fluido.
4. Ignorar el SEO: ¿Te Preocupa que Nadie Lea lo que Escribís?
No importa cuán brillante sea tu texto si nadie lo encuentra. Escribir sin tener en cuenta el SEO es como escribir en un cuaderno cerrado en un rincón de la habitación.
Solución: Usá palabras clave que se relacionen con el tema y optimizá tu contenido para buscadores. También es fundamental que tus títulos sean claros y precisos, y que estructures el texto correctamente con encabezados y párrafos.
5. Los Titulares Clickbait: Prometer Más de lo que Cumplís
A veces caemos en la tentación de crear titulares sensacionalistas que prometen mucho más de lo que realmente hay en el contenido. Esto puede atraer clics al principio, pero a la larga perjudica tu credibilidad y la retención de la audiencia.
Solución: Optá por títulos que sean fieles al contenido, sin exagerar ni mentir. Si lo que prometés en el titular está en el texto, el lector se va a quedar y va a confiar en lo que escribís.
6. La Edición Apresurada: ¡No Vayas Demasiado Rápido!
Es muy tentador escribir rápidamente y creer que ya está listo, pero la edición rápida solo trae errores. Un texto apresurado puede tener fallos que luego son difíciles de corregir.
Solución: Dejá el texto reposar un rato y luego revisalo con calma. Leer en voz alta o usar herramientas de corrección de estilo como Grammarly puede ayudarte a detectar errores que se te escapan a simple vista.
7. El Miedo a Escribir Poco: Menos es Más
En ocasiones creemos que cuanto más largo es un texto, más completo o valioso parece. Pero escribir de más no siempre es sinónimo de calidad.
Solución: Eliminá lo innecesario. Si podés decir lo mismo en menos palabras, hacelo. La brevedad mejora la claridad y mantiene el interés del lector.
8. No Leer lo Suficiente: La Clave Está en la Lectura
No podés ser un buen escritor si no lees. La lectura no solo te expande el vocabulario, sino que también te ayuda a mejorar la estructura de tus textos y a pulir tu estilo.
Solución: Leé todo lo que puedas, tanto dentro como fuera de tu área de interés. Y, por supuesto, escuchá podcasts, mirá documentales, todo suma para mejorar tu forma de escribir.
9. Falta de Cohesión entre Párrafos: El Hilo Perdido
Un texto desorganizado no solo pierde coherencia, sino que también puede desconcertar al lector. La falta de transición entre párrafos hace que el mensaje se pierda en el aire.
Solución: Usá conectores y transiciones para guiar al lector de una idea a otra de manera fluida. Si el texto tiene una secuencia lógica, será mucho más fácil de seguir.
10. No Tener un Propósito Claro: ¿Qué Querés Lograr?
Escribir sin un propósito claro es como viajar sin mapa. Podés caminar mucho, pero no sabés a dónde vas.
Solución: Antes de escribir, definí el objetivo de tu texto. Preguntate: ¿quiero informar, convencer, entretener? Cada párrafo tiene que contribuir a ese objetivo.
11. Dependencia Excesiva de Citas o Fuentes Externas: Tu Voz Tiene que Ser la Protagonista
Las citas y fuentes son necesarias, pero depender demasiado de ellas puede hacer que tu texto pierda originalidad.
Solución: Usá las fuentes externas para respaldar tus ideas, pero asegurate de que tu propia voz sea la que predomine. El texto debe ser tuyo, no un resumen de otros.
12. Ignorar al Público Objetivo: ¿A Quién le Estás Hablando?
Si no tenés en cuenta a quién va dirigido tu texto, es probable que no logres conectar con la audiencia. No escribimos lo mismo para un público general que para un grupo especializado.
Solución: Conocé bien a tu audiencia. Adaptá el tono, la complejidad del lenguaje y el estilo de acuerdo con sus intereses y conocimientos.
Bueno, ya ves, todos cometemos estos errores en algún momento, pero lo importante es reconocerlos y corregirlos. Al abandonar estos malos hábitos de escritura, no solo vas a mejorar la calidad de tus textos, sino que también vas a conectar mejor con tus lectores. Así que, ¡a poner manos a la obra! ¡No hay excusas para no seguir escribiendo de manera clara, efectiva y auténtica!