Por: Bernardo Sabisky
En un rincón de la Patagonia, donde la inmensidad de la estepa se encuentra con el eco de tiempos pasados, La Trochita sigue siendo una joya viviente que nos conecta con el siglo XX. Desde 1945, este venerable tren, conocido como el Viejo Expreso Patagónico, ha recorrido con dignidad los paisajes del sur argentino, dejando una marca indeleble en la historia y el corazón de la región.
Un Monumento al Progreso y la Tradición
La Trochita, con su trocha angosta de 75 centímetros, no es solo un tren; es un testimonio rodante de un pasado lleno de progreso, desafíos y esperanza. Este tren, que comenzó su travesía en Esquel hace casi 80 años, ha sido un hilo conductor entre las vastas extensiones de la Patagonia y el pulso de su gente. Con locomotoras y vagones originales de 1922, La Trochita ha sido declarado Monumento Histórico Nacional en 1999, convirtiéndose en uno de los cinco trenes de trocha angosta a vapor que aún circulan por el mundo.
Un Viaje a Través del Tiempo
Al visitar la estación de Esquel, los pasajeros se sumergen en un viaje que trasciende el tiempo. Desde el momento en que se suben al vagón de madera belga, el ambiente evoca una nostalgia palpable. Sin altavoces ni pantallas digitales, el viaje es acompañado por el característico sonido de las campanadas del guarda, el vapor denso de la locomotora y el suave ritmo del tren sobre los rieles.
Durante el trayecto, los viajeros pueden explorar los vagones, disfrutar de un chocolate caliente y un roll de canela, y sumergirse en la experiencia multisensorial que ofrece el viaje. El trayecto hasta la estación de Nahuel Pan, con su parada de 45 minutos, permite a los visitantes no solo relajarse, sino también explorar el museo local que celebra la cultura mapuche-tehuelche.
Más Allá de un Simple Recorrido
El circuito actual de La Trochita, que abarca una versión reducida de su trayecto original de más de 400 kilómetros, ofrece una mirada fascinante a la ingeniería y tecnología del pasado. A través de sus más de 600 curvas, puentes y túneles, el tren se convierte en un homenaje a la dedicación y el ingenio que permitieron su construcción.
Este viaje no es solo un paseo; es una inmersión en la historia y una celebración del esfuerzo colectivo que moldeó la Patagonia. Desde los artesanos que conservan y restauran las piezas originales hasta las familias que mantienen viva la tradición, La Trochita representa un legado que sigue avanzando con dignidad.
La Esencia de La Trochita
Más allá de ser un museo sobre rieles, La Trochita ofrece una experiencia que revive un pasado romántico y vibrante. Cada viaje es una oportunidad para sentir el latido de la historia, para ser parte de una tradición que, aunque el tiempo haya avanzado, sigue viva en cada chispa de vapor y en cada riel que recorre.
Con salidas programadas en septiembre los sábados a las 10 de la mañana, y un aumento en la frecuencia durante octubre y noviembre, La Trochita sigue ofreciendo un viaje que va mucho más allá de un simple trayecto. Avanzando por los faldeos de los cerros que rodean Esquel, este tren sigue siendo una ventana al pasado, una experiencia inolvidable para todos aquellos que buscan conectar con la esencia de la Patagonia.